Mi fracasada lactancia

Llevaba meses preparándome para ese momento. En un inicio no quería ni oír hablar de Lactancia Materna (LM). Pero los meses de embarazo fueron pasando, las hormonas subiendo, la información entraba en mi a mares… Y finalmente en el tercer trimestre cambié de opinión. Sí quería LM, lo deseaba, lo anhelaba. Estaba preparada y sabía que podía como mamífera que era.
Nació mi vikinga. Fue el día más maravilloso de mi vida. (Puedes leer el parto aquí) No se agarró al nacer como otros bebés. Lo intentamos por mucho rato y yo agobiada decidí dejarlo por un rato.El primer día fue lleno de visitas en el hospital, una marea de amigos y familiares nos inundó. Mi pequeña durmió casi todo el día y apenas me la puse al pecho. Seguramente por pudor, por primeriza, por tonta, por burra… Ahora mismo los mandaría todos a tomar fanta y les pediría volver otro día. Esa noche fue bien, ella tenía hambre así que cada poco me la cambiaba de pecho. Estaba ilusionada, las dos en la penumbra de la noche, juntas, por fin solas disfrutando de esos momentos… No os mentiré, dolía y mucho. MUCHO.Pasé la noche, sin dormir mucho. 
El segundo día fue igual: Mucha gente y poca teta si recuerdo bien… Pero ella dormía plácidamente la mayor parte del tiempo. Hasta aquí más o menos bien. Hasta que a media mañana llegó una comadrona… «Uy, así no te coge bien el pezón», luego llegó otra «Mejor así y no asá», luego la primera volvió… «Te traigo una pezonera de silicona porque al tener el PEZÓN PLANO le irá mejor para agarrarse»… BLABLA BLABLA BLABLA…Nunca oí hablar de pezoneras, de pezones planos, de las mil posturas que hay… ¡¡¡Estaba verde, verde, verde como un aguacate!!! Pero nadie cercano estaba ahí para preguntar, para tener un referente, para ayudarme, para saber qué hacer… NADIE. Mi madre y mi suegra no dieron el pecho mas que unas semanitas y son de la quinta de «Mejor un buen biberón».Tercer día, salimos del hospital bajitas de peso. Llegamos a casa y empieza la ODISEA, cada vez que tiene hambre llora desconsoladamente, no se agarra bien del todo, la leche no me ha subido aun…Cuarto día, vamos a clase de lactancia, la matrona lo ve todo feo. Y me siento incomprendida, decaída, asustada, perdida… Pero yo seguí con lo mío. Esa noche me subió la leche. ¡¡¡Por fin!!! Madre mía, mi salvación había por fin llegado. Se me pusieron los pechos como pelotas, tersos, tersos, tanto que la pezonera resbalaba, y Martina no se agarraba… Que llantera teníamos las dos juntas… ¡¡¡QUÉ CUADRO POR DIOS BENDITO!!! Mi prima me explicó cómo vaciarme un poco el pecho y finalmente conseguimos EMPEZAR nuestras andanzas en la Lactancia Materna.Quinto día, teníamos revisión en el hospital. Martina perdió más peso. Justo hacía 12h de la subida de la leche. Nos ingresaron de nuevo. 6 largos días que empezaron con un «Qué manera de matarla de hambre, dale un biberón por favor, estas nuevas mamás… Blablabla…» Del Pediatra de turno.
Nos subieron a planta de neonatos.
Lo primero que me dijeron: «Dejarás de darle pecho hasta que recupere el peso y podáis iros a casa. Te puedes sacar la leche en la sala de los sacaleches. Verás a otras mamás allí. De este modo sabremos cuanto toma.» Eso se me quedó clavado en la mente y en el pecho. Ahí estaba el fin de mi Lactancia Materna. Qué horror, ni nos había dado tiempo a hacernos la una a la otra que ya nos separaban.Largas noches en la sala de los sacaleches cada tres horas, las mamás ni nos mirábamos. Eso era horrible. Una sala fría llena de aparatos. Cada una iba con su bote de cristal y cuando lo llenábamos con lo que podíamos nos íbamos. Oías perfectamente el tic-tac del reloj de pared. Ufff qué malos recuerdos. Y el ñiiiiiiiic-ñeeeeec, ñiiiiiiiic-ñeeeeec de los saca-leches.Mi vikinga se los tomaba poco a poco. Pero finalmente se recuperó en 6 larguísimos días. Antes de irnos vinieron a vernos enfermeras, pediraras y comadronas. «Ahora póntela al pecho» me dijeron. ¿Qué? ¿Después de 6 días ahora me decís que me la ponga al pecho? Me la puse, y no hacía más que llorar y llorar. Me dijeron mil posturas, y me volvieron a poner las pezoneras… Ya estábamos otra vez. Cada una decía una cosa y yo con la cabeza como un bombo.Llegamos a casa de nuevo y lo intenté todo un día. Fuimos a clase de lactancia de nuevo. Y la solución que me dio la comadrona fue relactar a mi hija. Resumiendo… Finalmente me dejaron un sacaleches.Decidí sacarme la leche y no renunciar a mi Lactancia Materna. No estaba dispuesta a torcer el brazo tan pronto. Qué difícil fue la decisión. Qué frustración. Qué mal estar. Qué come-come tenía en mi cabeza. Era muy importante para mi. Estaba preparada y sentía cómo me la habían robado. Se había acabado. Finito. Qué dolor sentía…CUATRO MESES Y MEDIO MÁS TARDE… renuncié al sacaleches.  Me divorcié de él. No quería verlo más. Qué agobio. ¡Qué todo! Era como tener gemelos… Te la quitabas para dársela después. Doble trabajo. Noches sin dormir por sacarme la leche 45min, meterla en un bote, despertar a Martina, dársela, cambiarla, dormirla… Y volver a empezar en menos de hora y media… ¡AGOTADOR! Realmente llegas a admirar a todas las mamás que han tenido partos múltiples y siguen con su Lactancia Materna, muchas veces Lactancia Materna Exclusiva (LME). Olé, olé y olé. Me quito el sombrero.

Me compré la pastilla para cortarme la leche. Tardé días en ir a la farmacia desde que lo pensé. Y luego tardé semanas en tomármela desde que la compré. Un sentimiento de culpabilidad me atormentaba. Cada vez que veía bebitos mamando me comía por dentro la envidia sana. ¿Porqué yo no pude?

No lo se. Lo intenté. Y no lo conseguí. No tuve ayuda ninguna. No tuve apoyo ninguno. Nadie me aconsejó. y yo no sabía ni dónde preguntar.

Ahora es distinto. Martina tiene 24 meses. Estoy embarazada de 14 semanas y durante estos meses he conocido mujeres fantásticas, grupos fantásticos y sobretodo, sobretodo mi salvación. Ella se llama Núria.

Conocí a Núria en una de mis sesiones fotográficas. Hace ahora un mes exactamente. La fotografié amamantando a su hijo recién nacido mientras me explicaba que el mayor de dos años y medio aun tomaba pecho y por eso el pequeño lo había tenido tan fácil, ya que le salía leche a borbotones.

Cuando llegó el mayor lo primero que hizo fue ponerse al pecho que le dejaba libre su hermanito. Y allí con esa estampa delante me emocioné. Y rompí a llorar como una niña pequeña. Esa mujer lo había conseguido por partida doble. No sabéis lo que lloré… cómo nunca. Esa frustración, rabia, incomprensión que llevaba ya dos años dentro de mí salieron corriendo al exterior sin manera de poder aguantarme. Y entonces fue cuando Núria me explicó que ella era asesora de lactancia. Sí, ahora se que eso existe y que podría haber sido mi salvación, pero llegué tarde.
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Ahora, embarazada de mi segundo bebé gracias a ella tengo esperanzas, es más, tengo ilusión, estoy emocionada y todo, porqué se que lo conseguiré. Me prometió que en unas semanas nos íbamos a ver y que cuando naciera mi bebé vendría en cuanto la necesitara. Núria ha sido para mi un regalo caído del cielo. Me quitó la venda de los ojos y me hizo creer en mi. Y aquí estoy imparable, de nuevo vuelvo a ser yo, ¡¡¡Esa mujer optimista sin miedos dentro y capaz de afrontar cualquier reto que se me ponga delante!!!
 No me pongo a gritar porqué son las 12 de la noche en mi casa… que sino… ¡¡¡Qué EUFORIA!!!
Me voy a la cama… BONA NIT.


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